Después de años formando a patrones y capitanes creo en la necesidad de darle un buen cambio a nuestro plan de estudios en formación náutica. Lo fundamental sería ajustarla a los diferentes tipos de embarcaciones y estilos de navegación marítima. No necesitará la misma formación el que se quiera dedicar a los yates de lujo, que aquel que su pasión sea la navegación a vela o el que quiera ser un experto con el sextante.
Primero separaría a las embarcaciones de recreo de la Marina Mercante. Si se revisa un examen de capitán de yate o el temario de patrón de yate nos preguntamos si realmente se necesitan todos esos conocimientos. No se ajustan a los que solo se dedican a los viajes en velero o los profesionales que se dedican a llevar turistas de paseo en barco.
Una estructura formativa más clara facilitaría el camino a los recién llegados. Y por consiguiente aumentaría la afición y el todo el sector se vería recompensado, desde el aspecto económico al de la seguridad.
Hay temas comunes a todos los navegantes, como la contaminación del mar y la seguridad a bordo. Pero los que se dedican a la náutica de recreo no necesitan saber como se dice en inglés que » la estiba de la segunda cubierta se ha movido»como leo en los exámenes de capitan de yate. Deberían saber pedir un amarre o preguntar por capitanía.
O otro aspecto fundamental a cambiar sería la evaluación del alumno. Una persona que se enfrenta a un test de PNB no demuestra ninguna habilidad en el gobierno del barco y su tripulación. Y las prácticas, ya sea por exceso de alumnos abordo o por falta de tiempo, son poco más que testimoniales si el instructor no esta motivado al cien por cien.
Una mejor organización nos ayudaría a todos.
Dani Cavanilles
Patrón de Altura
Yachtmaster Instructor Rya